lunes, 12 de octubre de 2015

Tupaj Katari la mega propuesta teatral se apoderó de la Ciudad de El Alto





Por Willy Flores Quispe

Ama suwa, ama llulla, ama khella se escucha en la voz de   Manco Kapac y mama Ujllu, con la trilogía andina se iniciaba la mega propuesta teatral de Albor, alrededor de 10 mil personas  era el marco humano en el Polideportivo de El Alto. Los jóvenes que se dieron cita es pectaban atentos las primeras escenas a cargo de los 130 actores,  que saltaban a escena. En los camerinos cerca de mil trajes aguardaban para cobrar vida en las dos horas de duración de Tupaj Katari. 

Cuando el reloj daba  las 10:30 am,  la multitudinaria audiencia del polideportivo rugía, estremecía, ovacionaba y aplaudía el ingreso de los actores alteños. En realidad cada momento fue reconocido por el público alteño, los actores sabían que si podrían ser profetas en su tierra y ello, los motivó a dar sus vidas en cada escena, sabían que debían entregarse por completo a su gente. Lo supieron más los antagonistas de los nativos, los españoles colonizadores entraban con la espada y la cruz, Pizarro y el cura Valverde encabezaban  al ejército español de inmediato sintieron la rechiflada y gritos de enojo por parte del público. La obra se tornaba violenta llena de acción  y un silencio en el coliseo se sintió a la hora de la muerte de Atahualpa el hijo del sol. 

Los cuadros transcurrían, llegaba  el momento del nacimiento de Julián Apaza, aves poblaron todo el escenario y dos cóndores sobrevolaron el espacio causando la admiración y la emoción de los asistentes, era Sullkavi Ayo Ayo donde nació el líder. La recreación de las escenas nos llevaba a constatar y ver lo más crudo de la historia de nuestros pueblos originarios la expoliación, la explotación, el genocidio, las violaciones al que siempre fue objeto el aimara, quechua en el contexto de los años de la rebelión de Katari.

Llegó un momento de la dramatización de la “ley de  pernada” se refiere a un presunto derecho que otorgaba a los señores chapetones  la potestad de mantener relaciones sexuales con cualquier doncella. Es en ese instante que surge Bartolina Sisa para luchar contra la corona, Sisa en su andamiaje de comerciante  conoce a Julián y donde finalmente contraen y unen sus vidas.

La obra cobra un clímax cuando se instala el cerco a la Ciudad de La Paz Julian Apaza,  posesionado como el mallku “Tupaj Katari” al mando de 40 mil hombres y mujeres desde El Alto, sitian la Ciudad del Chuquiagu. Julian  lanza sus cinco puntos como condición para retirar el cerco: “1 Que los españoles nos entreguen sus  armas 2. Que se apoderen de los fuertes 3.- que nos entreguen a los corregidores 4. Que los europeos se vayan a sus tierras 5. Que nos entreguen a los aduanistas, oficiales reales, hacendados y los curas párrocos que cuando la ciudad me sea rendida se me reciba bajo palio”.

Los chapetones aun con sus angurrias de poder y prevalecer su poder colonial no aceptan el mandato y  viene a su auxilio ejércitos foráneos donde se libran luchas sin cuartel. El ejército de Katari  no pierde ni un solo combate. Pero la traición puedo más que el coraje y la lanza capitana de los kataristas, finalmente Bartolina es encarcelada y Julián Apaza traicionado  es condenado a los peores suplicios, es condenado al desmembramiento o al descuartizamiento para escarmentar la rebeldía de los indios.

La obra es un épico y sentido homenaje a los héroes del cerco,  a los más de 10 millones de indios que murieron en la mita y en las minas, en el genocidio y la expoliación, es una interpretación de la historia, desde su concepción comunitaria el elenco de teatro trabajo en  equipo para realizar la adaptación e interpretación en base a los libros;  “La Rebelión de Tupaj Katari” de   María Eugenia  Del  Valle de Siles, “La Lanza Capitana” de Raúl Bothelo Gozalves, “Tupac Katary” de Alipio Valencia Vega, Tupak Katari vive y vuelve…C. de Felipe Quispe Huanca, “La revolución India” de Fausto Reynaga, “Cuando sólo reinasen los indios” de   Sinclair Thomson entre otros textos y aportes del Hermano Félix Cárdenas.  

Tupaj Katari es definido por sus directores María Elena Cárdenas y Willy Flores como teatro ritual, porque se da vida a dioses y deidades andinas. Los actores interactúan de manera circular y por ello el escenario no tiene paredes ni un foro referencial, todos los actores  los más de 130 son responsables de este  hecho inaudito e inédito para el teatro boliviano que revaloriza la historia mítica de la lucha de los movimientos sociales originarios del Kollasuyu.


En las dos presentaciones, ofrecidas el pasado 4 de Septiembre  por el Teatro Albor, asistieron más de 16.000 espectadores llenando el aforo del Coliseo Héroes de Octubre. El público no solo se delito con la pieza teatral sino que además evidencio los sucesos acaecidos en el Cerco de La Paz y el grito emblemático de “Volveré y seré millones”. 

 
La presentación concluye con una escenificación de la intromisión imperialista, pero fiel a una línea de acción, la obra en su epilogo revive al espíritu de Julián Apaza con este llega el Pachakuty y el Jach`a Tata Danzate que es la representación del Dios Wirakucha, junto a la danza de la sanación  se afirma  con total claridad el triunfo del cerco al colonialismo, del cerco al imperialismo  y un grito rotundo “Somos millones”


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